En este post hablo de:
¿Te ha pasado alguna vez que, al visitar la página de «quienes somos» de alguna web, parece que es la réplica de otra? Algo así como: «Somos una empresa fundada en …, referente en servicio, calidad y atención al cliente… y con un equipo de profesionales altamente preparado…»
Parece poco creíble, ¿no? A priori, se percibe como un texto enlatado, en el que no se ha pensado demasiado y salta a la vista que no han aplicado ninguna fórmula de copywriting en la redacción de sus textos.
El copywriting es lo que conocemos como escritura persuasiva o, dicho de otro modo, es la forma en que redactamos nuestros textos para que «vendan».
Antes, las técnicas de copywriting se utilizaban solo para las campañas publicitarias. Crear un eslogan impactante y que permaneciera en la mente del público objetivo era una premisa a la hora de lanzar una campaña (aunque no siempre se consiguiera el impacto deseado)
Ahora, ya no es suficiente utilizar un buen eslogan. Tienes que tener un tono persuasivo, adecuado a tu público, en todos elementos de comunicación de tu negocio.
Hace poco, releía un libro de Seth Godin («¿Qué piensas hacer con ese pato? y otras provocaciones…«) y encontré un fragmento que mostraba muy bien a qué me refiero. En este caso, hablaba de la redacción de un anuncio, pero puedes aplicarlo a cualquier soporte que quieras…
El concepto es claro: trabaja el copy (los textos) para enamorar a tu audiencia, sin engañarla.
Copio literalmente de la página 146 del libro:
EL PODER DE LA REDACCIÓN INTELIGENTE DE TEXTOS PUBLICITARIOS
Fíjate en esta muestra de un anuncio independiente de impresión profesional situado delante de una tienda Peet’s en San José:
«DIFERENTE A CUALQUIER CAFÉ QUE NUNCA HAYAS PROBADO ANTES»
Espera. ¿Por qué en mayúsculas?
«DIFERENTE A CUALQUIER CAFÉ QUE NUNCA HAYAS PROBADO ANTES»
«Antes» es redundante.
«DIFERENTE A CUALQUIER CAFÉ QUE NUNCA HAYAS PROBADO»
Demasiado negativo. ¿Y por qué «diferente» es algo positivo? Quiero decir, tripas de sanguijuela hervidas también son diferentes a cualquier café que he probado alguna vez, pero eso no significa que quiera beberlo. ¿Qué tal esto?:
«EL MEJOR CAFÉ QUE HAS PROBADO»
Aunque, bueno, la cuestión es que el único café que cuenta es el que he probado, ¿no? Así que podríamos hacerlo todavía más corto:
«EL MEJOR CAFÉ»
El problema con esto es que es fanfarronear. Por supuesto que tú crees que es el mejor café. ¿Y qué? Estás mintiendo. E incluso aunque no estuvieras mintiendo, ¿cómo sabes que es el mejor? ¿Comparado con qué? Y aquí es donde el redactor inteligente se convierte en marketero.
«MEJOR QUE STARBUCKS»
Bueno, esto sigue siendo fanfarronear. Éste es el momento en que el marketero se convierte en un marketero inteligente y se da cuenta de que cambiar la oferta o el producto es más importante que cambiar el despliegue publicitario.
«PRUÉBALO GRATIS. ¿SOMOS MEJORES QUE STARBUCKS?»
Invierte 20 dólares* en tacitas de café expreso y quizá, solo quizá, tu anuncio haga un poco de magia.
*(bueno, en realidad, sabemos que aquí el coste directo de un café debe andar por los 10/20 céntimos)
Lo sé, me dirás que este ejemplo está claramente planteado para la creación de una promoción que incentiva la venta. Pero, ¿no crees que todos tus mensajes deberían estar orientados a vender? Vender, directa o indirectamente.
Hoy en día deberías tener grabado a fuego que, en tu negocio, vende «hasta el Tato». Desde la persona de recepción hasta el equipo comercial, pasando por la manera que redactas tus emails, los textos de tu web, las propuestas comerciales que envías… (hasta en las facturas, si me apuras)
Si tienes claro eso, ya es un primer paso para que te des cuenta de la importancia que tiene para ti el dar con el copy adecuado.
Lamento decírtelo, pero no voy a darte una fórmula mágica. Lo que a otros les funcione puede que no sea útil para ti. Mi recomendación es que huyas de los textos pre-diseñados, intentes darle tu sello personal y vayas haciendo ajustes hasta que encuentres tu propia fórmula.
¿Buscas diferenciarte de tu competencia? Encuentra tu propio lenguaje.
Para ayudarte, la mejor manera que tengo es plantearte algunas cosas a tener en cuenta a la hora de redactar (o que te redacten) los textos de tu web:
Utiliza el mismo tono y lenguaje que en tu entorno off line.
Es decepcionante darse cuenta que, por ejemplo en el caso de un profesional que vende servicios, en un contacto más directo la buena impresión que te había causado alguien queda diluida porque tienes la sensación de que estás hablando con otra persona. O, si se trata de la web de una empresa que vende productos, no saben transmitir qué me aporta el producto y se limitan a hacer una lista de características técnicas que no siempre entiendo.
Pregúntate si tu cliente ideal entenderá lo que has escrito.
Te parecerá un detalle sin importancia pero, a veces, hablamos de cuestiones técnicas y olvidamos que nuestro interlocutor no sabe a qué nos referimos. Asegúrate de que las palabras y conceptos que utilizas se entienden y, si tienes que utilizar términos concretos, apóyalos con definiciones que faciliten su comprensión.
O, en otras palabras, dime qué problema solucionas.
Muchas veces centramos nuestros textos en definir con todo lujo de detalle las características de tal o cual producto o servicio. Está bien, es información válida y, en algunos casos, necesaria.
Pero… ¿de verdad tienes que centrar tu mensaje en eso? ¿No sería mejor que el enfoque se orientara al beneficio que obtiene tu cliente potencial contigo? Piénsalo.
¿Qué opción te parece más orientada a la venta?:
Habrá partes de tu web en las que no sabrás cómo plasmar el beneficio. Cuando te encuentres con eso, pregúntate si es interesante esa información para tu target. ¿Es útil que sepa eso? ¿Refuerza de alguna manera tu mensaje? ¿Hace decantar la balanza para que se interese por ti?
Si encuentras algún sí, inclúyelo. Si ves claramente que no te aporta, elimínalo (sin remordimientos)
Lo bueno que tiene escribir es que lo aguanta todo, tanto lo real como lo que adornas. Pero ten cuidado, crear unas expectativas que después no son cubiertas puede convertirse en un arma de doble filo.
Hoy en día, una buena manera de generar confianza en ti o en tu marca es apoyarte en lo que se conoce como prueba social (vamos, los «testimonios» de toda la vida). Deja que otros digan lo que les ha supuesto trabajar contigo, lo bien que les ha ido tu producto, lo contentos que están por haberte contratado… será una muestra de tu buen hacer y, probablemente, refuerce (positivamente) la imagen que se está haciendo de ti tu cliente potencial.
Si tienes clientes satisfechos, aprovecha y pídeles su recomendación. Muchos de ellos no tendrán inconveniente es dártela si están satisfechos contigo (por cierto, si quieres utilizar el canal de LinkedIn para que te recomienden, en este post doy una pauta sobre las recomendaciones en LinkedIn)
Una vez tengas las recomendaciones, no olvides reflejarlas en tu web. Colócalas en un lugar bien visible.
A menos que seas un profesional de la fotografía artística y te interese mostrar únicamente tu trabajo y una página de contacto (y, como sugerencia no olvides una página «sobre mi» muy cuidada) tendrás que explicar algo.
Sabemos que, especialmente en internet, no nos paramos a leer y que las páginas con textos demasiado largos generan cierta «pereza» y se abandonan.
Di lo que tengas que decir, pero sé conciso y no marees la perdiz (a eso me refiero con lo de «sé breve»).
Intenta dar un formato muy visual al texto, resaltando las palabras principales y los conceptos que quieres que destaquen. Y, si puedes, ayúdate de imágenes que refuercen lo que quieres transmitir, darás un respiro a la página y quizás puedas expresar con imagen algo de lo que pretendías plasmar con texto.
Desde mi experiencia, una de las cosas más peliagudas para mis clientes a la hora de plantear un proyecto web es la creación de textos. Sé que es difícil enfrentarse a la «página en blanco» para preparar esos textos, por eso recurro a la fórmula de escribir como si mantuvieras una conversación con tu posible cliente. Hace que la persona se desbloquee y plasme sobre el papel una situación cotidiana, haciendo énfasis en lo que su cliente valora y en lo que realmente le aporta.
Una vez tienes el texto redactado, con tu propio tono, será hora de darle un repaso y utilizar algunas técnicas de copywriting para que llegues a «enamorar» a tu cliente potencial. Pero eso, como diría aquel, es harina de otro costal… no pretendas utilizar técnicas si primero no tienes definido qué vas a decir.
Si necesitas ayuda con la redacción o quieres que le de una vuelta para ver cómo mejorarlos, solo tienes que ponerte en contacto conmigo. Será un placer ver cómo puedo colaborar contigo.
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